viernes, 25 de marzo de 2011

Primavera.

La primavera tan cantada por los poetas
en que las flores son violadas por los insectos
y el resplandor de la carne desnuda me altera,
alocando la sangre en estos días lentos,
ya ha venido.

Y qué vistos parecen los anteriores versos:
que si la sangre alterada, las flores, los bichos,
las muchachas-flor, los chicos-insectos...el sexo,
la dicha y el dolor, la soledad en la que vivo,
sí, ya ha venido.

La primavera llega y es bacanal y santa
con confesionarios de adolescentes culpas
quemando las sacerdotales sotanas blancas
y los dioses caminantes por las calles luchan
con ígneas espadas

Primavera, infancia suave del violento estío,
renacer cíclico de invernales cenizas,
que en cuerpo, mujer, combustión del corazon mío,
te haces de luz y de sueño, y azules delicias
de ardor bravío.

También de Jesús nazareno es la primavera,
varón de dolor y sangre, de sufriente gesto
desclavarte quiero y en brazos de la Magdalena
huye de los templos quietos, sé en el aire el Verbo
que en todo compenetra

Primavera de olores de incienso
y chicas frescas.

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