domingo, 10 de diciembre de 2006

El panóptico poético.

Sobre exactos mares pasan eones
De minutos eternos derretidos,
Al marfil del tuétano adheridos,
Royendo su savia como dragones

desacelerando de los protones
sus rotaciones a ley sometidos
en estas existencias sin sentidos,
sin puertos libres ni abiertos portones.

¡Brillan en los anillos de Saturno
por las noches luciérnagas que explotan!
Muere desangrado el cielo nocturno

en hemorragia de estrellas que flotan
quietas, sobre la piel de negro eburno
del dios, la afilada hoja, taciturno.


Tríptico del amor.

I
Como lluvias sobre un erial, supuran
mis viejas llagas, mi corazón yerto,
se agrietan las escaras, abierto,
que tus palabras, lejanas, roturan.

Ternura de unos labios que murmuran,
de una flor que crece en el desierto,
raíces en agua de verdor injerto
oasis oculto de aves que auguran

el paraíso infantil recobrado,
los sueños en paz plenos y profundos
en el cielo de mi cráneo estrellado,

de meteoros cruzando errabundos
los plexos sacros del gozo callado,
hueso tierno, edén de amores fecundos.


II
La eclosión reventando los cielos,
el gozo húmedo, exultante, carnal,
lubrica el cerebro ebrio en bacanal,
derritiendo de la cumbre los hielos.

Sol hiriente como cien escalpelos,
tu mirada, envuelta en bruma vernal,
la presiento, arriba, del dios saturnal
dos ardientes y fragantes carpelos.

En mazapán tu carne transformada,
entre mis dedos la linfa de miel
de tus venas abiertas, derramada,

arrasa, agrias, las breñas de la piel,
agosta, infectos, los charcos de hiel,
colma mis cauces tu alma crisolada.


III
Pasan las nubes blancas
por la tela azul
de plomo. Enfoscadas
el tul de las estrellas,
las luminosas sendas
de las constelaciones
-arcanos de tu ser-
de ensueños forjadas.
Las blancas nubes pasan
por la azul tela:
bóveda de acero que
-lúgubre sepultura
de hormigón armado-,
sofoca las reacciones,
y el libre movimiento
de mis grises protones.

¡Desgarrar quiero el azul poderoso
con mis uñas y dientes,
abrir esta tumba de luz insoportable,
fundirme en las palpitantes estrellas,
perderme en los laberintos siderales,
en el cosmos de tus ojos, en tus mares!


Jardines olvidados,
enterrados en yedra.
La fuente está quieta.
Sobre sus aguas muertas
pasan las nubes blancas,
las aves negras....