jueves, 13 de julio de 2006

Los crímenes de la mano muerta (continuación y final).

"...como si......si no pudiera contenerse las ganas de coger aquel cuello y apretar, apretar hasta ver como la sangre se agolpa en el lazo mortal de su mano en garra, no dejándola correr hasta que dejen de palpitar las arterias, estáncandose como el agua de una charca..... Eso fue lo que vi."
-Señor Aguirre, ¿pretende usted hacernos creer que fue la mano del cuadro de la exposición la que intentó asesinar esta mañana en la calle...a ver, lo tengo por aquí...De la Sal, a la señorita....Anabel Rocha?
-Sí, sí, lo vi...sé...sé que parece una locura pero ustedes deben investigar...no sé , debe haber una explicación razonable...yo...estoy muy confuso.
-Sr. Aguirre, no sé si es usted consciente de lo que está diciendo.
-Lo soy...¡claro que sí! Les repito que la vi, intentando agredir a aquella chica,...a la mano, esa mano maravillosamente concebida y plasmada por el artista....con ...con todos esos detalles, nimios para el ciudadano liviano y concupiscente de hoy día, pero tan absolutamente embriagadores para el artista, todos esos huesecillos enmarañados y confundidos con nervios y musculatura fibrosa.....¡una obra maestra!
-Según nuestros informes hay testigos que afirman ser usted la persona que sobre las doce del mediodía de hoy intentó estrangular a la señorita Rocha en la confluencia de las calles De la Sal y San Martín.
-Ja, ja, ¡pero eso es ridículo! Deben estar de broma..no, no, no, ustedes...ustedes quieren confundirme.
El inspector Sánchez le hizo una seña con la cabeza al inspector García para que salieran.
-¿Qué te parece?-le preguntó Sanchez ya en el pasillo- ¿crees que miente?
-Me da la sensación de que no, de que está convencido de lo que dice. Además los psicópatas no atacan a plena luz del día y en mitad de una calle concurrida de un centro histórico. No. Esto parece más bien el ataque de un incontrolado.
-¿No crees que pudiera estar haciéndose el loco? Es decir, vale que se dejara llevar por un impulso, de acuerdo, ¿pero acaso eso excluye el que sea plenamente consciente de lo que ha hecho y se finja loco a posteriori para escurrir el bulto? Y luego tenemos las declaraciones de los testigos del bar asegurando que ayer por la mañana estuvo allí desayunando, y la de la vecina del camarero que lo vio salir de la casa del finado con manchas de sangre.
-No tengo la menor duda de que fue él quién mató a los dos empleados de la cafetería, pero debemos arrancarle una confesión. Puede que esté loco de atar, pero nuestro trabajo consiste en hacer que confiese y que vaya a la cárcel, aunque luego vengan los...psi-cólogos con sus gilipolleces y le libren de la trena. En fin, ellos harán su trabajo y nosotros tenemos que hacer el nuestro. Lo difícil va a ser sacarle algo convincente.
-¿Le atacamos ya con el tema del bar?
-Sí, debemos empezar a socavar ese muro que ha levantado, ya sea de mentira o de locura.

Entraron de nuevo. El sospechoso estaba tranquilo, con sus dos manos sobre la mesa examinándolas fijamente.
Habló el inspector García:
-Sr Aguirre, es usted artista ¿no es cierto? Pintor.
-Cierto.
-Y asegura que estuvo trabajando todo el día de ayer hastas las...-rebuscó en sus papeles- diez de la noche, ¿es así?
-Así es.
-Y después ¿qué hizo?
-Nada, cené y me acosté.
-¿A qué hora se acostó?
-Serían las once, once y media.
-¿Y no salió en ningún momento?...digamos que para dar un paseo por la playa, después de todo un día trabajando podría haberle apetecido despejarse un poco.
-Ya le he dicho que no salí.
En este punto en el que García había agotado aquella vía, el inspector Sánchez tomó el relevo oportunamente:
-¿Dónde vive usted?
-¿Para qué me lo pregunta si ya lo sabe?
-¿Dónde? Sr Aguirre.
-En la calle San Nicolás.
-En la malagueta. Bien, entonces conocerá la cafetería "El boquerón rebozao", en esa misma calle.
-Sí.
-Dígame, ¿desayunó ayer en dicha cafetería?
-No. Siempre desayuno en casa.
-¿Sí? ¿Entonces cómo se explica que hasta cuatro clientes de dicho establecimiento afirmen haberle visto desayunando alrededor de las nueve de la mañana del día 9 de julio, o sea, ayer, y que además ocupaba el asiento contiguo al de la señorita Rocha, a la cual usted ha intentado estrangular en la mañana de hoy?
Estaba confuso. Se miraba las manos con obsesión. A su mente venían chispazos de recuerdos: la imaginó con tanga rosa de encaje cuando la vio flirtear con el camarero en mitad del bar.... se avergonzó de ese pensamiento, la odió por provocarle...No, no, su mente, tras esa breve apertura, volvía a cerrarse...
-No, yo....no salí en todo el día...
La confusión del sospechoso no pasó desapercibida a los inspectores. García intervino:
-No, Sr. Aguirre. Usted no estaba en casa, estaba en la cafetería, tomaba un café caliente..¿recuerda?...ardía, le quemaba (Aguirre se vio soplando al café con leche), y la chica se sentó a su lado (recordó la excitación en su entrepierna, recordó su odio)...¿de qué hablaron los camareros y la señorita Rocha, que fue eso que le enfureció tanto...¿¡qué fue!?...¿¡qué, sr Aguirre!?....(recordó las chanzas, las burlas, el desprecio por el arte, por aquella mano perfecta, la mano que él no era capaz de pintar...el gesto sucio del camarero despreciable)....
-No, yo....estuve trabajando todo el día en mi estudio en...la mano, estuve todo el día trabajando en la mano del protagonista de mi cuadro, en su musculatura, nervios (por un segundo vio las suyas apretando un cuello)...huesos..-mientras hablaba observaba su propia mano en forma de garra....
El inspector García sintió el temor de que la actitud del sospechoso cristalizara en esa posición, atrincherándose en la negación de la terrible verdad que ya vislumbraba. Decidió tomar una vía alternativa, si bien arriesgada.
-¿Cree usted que la mano del cuadro que atacó esta mañana a la señorita Rocha pudiera haber atacado también a los camareros de la cafetería "El boquerón rebozao"?
La mente de Aguirre se mostró aliviada por la salida que se le ofrecía. Sánchez miró con sorpresa a su compañero: sin duda él prefería seguir atacando la pequeña brecha abierta.
-Sí, sí...estoy seguro de ello. Miren no sé como pueda ser....es, es muy extraño pero ustedes deben encontrar una explicación- bajando el tono, pensativo-...debe haberla...una...explicación lógica a todo esto.
-¿Y como cree que ocurrió señor Aguirre? ¿Cómo cree que la mano atacó a Elena, la camarera del bar?
-Bueno, no sé...supongo que la vería recostada sobre la barbacana del paseo, y que ella se asustaría al verla, y que entonces se abalanzaría sobre su cuello, con todos sus músculos en tensión, perfecta en la ejecución...
-¿Y no es más cierto que usted se aproximó a ella por detrás, aprovechando el mullido parterre de césped para no ser oído, y que la estranguló sentada en el banco?- El inspector García, percatándose de la importancia de las manos para aquel artista fracasado, decidió aprovecharlo-: ¿recuerda sus manos? ¿las recuerda, amarillas a la luz de la farola, fuertes, apretando...
..........
- Sí....Apreté...fuerte... muy fuerte... mi mano era bella, la vi nudosa, llena de mil detalles que yo grabé en mi mente, miles, cientos de miles de pequeños detalles y matices que me harían pintar la mejor mano de la historia del arte....

El inspector García a duras penas podía esconder su excitación. Quería aprovechar la apertura de mente del detenido, puede que momentánea, para dejar atado el otro cabo:
- Pero antes, por la tarde, siguió al camarero hasta su domicilio.....
-Sí....¡aquel obsceno sicalíptico!
-Lo ató y amordazó...después le seccionó los testículos y el pene...
-¿Qué?....yo creía que...(en la mente de Aguirre había germinado la idea de que Pedro había sido víctima de sus propios vicios, que la mano se vengaba de esa manera tan ejemplar)...sí... fui a la cocina y encontré un cuchillo largo, muy afilado, como de esos para cortar jamón ¿sabe? Y lo cogí con fuerza...en esa ocasión me fijé en mis nudillos y uñas mientras lo hendía en la carne, en el color que adquirían por la sangre agolpada por la presión, intentando captar sus matices cromáticos para después llevarlo a mi obra....sí...mi obra...ahora por fin podré rematarla, ahora poseo toda la información necesaria ¡aquí!...¡en mi cabeza!...para que cuando venga el vuelo de la inspiración me encuentre preparado y todo mi arte intuya el cauce secreto que seguir hacia la perfección.....

-Sr Aguirre, ¿está dispuesto a firmar una declaración admitiendo ser el autor de los asesinatos de Elena Alvar y de Pedro Javier Altozano, además del intento de asesinato en grado de tentativa de Anabel Rocha?
-Sí.... mi obra me absolverá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hum, es curioso, yo me llamo elena alvar...

Anónimo dijo...

¡Coño, un comentario!
Bueno Elena, supongo que se trata de una coincidencia. El nombre de Elena para la camarera me salió espontáneamente. Para el apellido cogí la guía telefónica y me gustó Alvar. Sólo espero que no te pase lo mismo que a la pobre camarera.

Un saludo y a cuidarse.