domingo, 15 de enero de 2006

Historias de panópticos y de famas, (con permiso de Julio Cortázar).

No sé si sabrán aquella historia del panóptico que se va de viaje a China y se encuentra con una fama. Sé que es difícil encontrarse con una fama en país tan inmenso pero deben tener en cuenta que son de ese tipo de proezas solo al alcance de los panópticos, que saben otear el horizonte como nadie, y de las famas, que exiben una similar capacidad para dejarse otear. Bueno pues como digo, este panóptico cumple por fin con un viejo anhelo: viajar al Gran Oriente Amarillo. Y es que era en extremo ambicioso y amante de los retos difíciles, más aún, imposibles, en opinión de sus amigos. Pero él siempre había sido un panóptico especial, dotado de un optimismo que algunos no dudarían en calificar como de antropológico o, para ser más exactos, panopticológico.
Pues bien, una vez en el Imperio del Gran Timonel ausente, aunque muy presente, y a un tris de perder la razón por la inmensa tarea que se traía entre manos, y en parte gracias a ella, fue cuando descubrió a la fama, que por supuesto deambulaba por entre la multitud, que en China es mucha, de la más cosmopolita de sus ciudades. El reconocimiento fue mutuo e inmediato, como dos piezas de un puzzle que llevaran tiempo buscándose para completarse. El hecho de que fuera en China y no en la misma ciudad en la que residían demuestra cúan increíbles pueden llegar a ser las historias de panópticos y de famas.

1 comentario:

chüpetina dijo...

...mmm...

sólo una pregunta... ¿qué es un panóptico?

vale, dos preguntas: ¿la fama se refiere a la fama del famoseo?