martes, 12 de abril de 2011

El exorcista exorciza sus demonios. Canción de Satanás al oído.

"El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría" William Blake
("y a la ruina de la muerte prematura" David G. Alamilla)


El rubor de la piedra

porosa a los silfos
de mis silbos alegres
que de amor la estremece;
la rosa desangrada
en mi puño se quiebra
como arenas que escapan
de un desierto agreste
ansiando los placeres
de océanos fértiles
en besos de mujeres
¿o mancebos prefieres?
Miralos en tu iglesia,
Mira el temblor, ¡cura!,
el temblor de su carne
desnuda...

¡Vade retro Satanás! a los puros cielos
me debo, a la contemplación de la verdad
al infinito, más allá de lo que vemos
al espíritu incorruptible e inmortal.
Detén negro tu aleteo sobre mi alma
aleja el silbo oloroso de mis oídos
llévate a tus perros rabiosos de mi casa
y seca la fuente de ese jardín sombrío

Bebe en mis venas hijo
Búscame dentro, en ti
y siénteme crecer
sé como tu maestro
(Jesús el nazareno)
sacrifícate y sufre
recorre el sendero
del dolor y el placer.
Escucha las palabras
del ángel más hermoso
del ángel Lucifer,
¡mío es el poder!
a ti te lo ofrezco.

¡Maldito seas!¡Sal de mi corazón! ¡fuera!
Soy tu carne, contigo me llevas
¡Yo de mi te expulso en nombre de la pureza!
Soy la eterna sed de cada célula
la ansia con la que de noche sueñas...
¡laceraré mi carne!
...danzando en torno a tu cabeza
¡oraré día y noche
hasta desfallecer!
tras cada oracion allí estaré
Maldito seas diablo
Maldito eres por siempre...

(y el exorcista pudo expulsar de sí a Satanás
lanzándolo fuera envuelto en su cálido semen
tras lo cual pudo al fin descansar
aquietados su espíritu y su mente
en paz).

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